10 julio 2011

Alonso logra su primera victoria gracias un fallo de Red Bull

Algo tan difícil de trasladar a la vida cotidiana como una décima de segundo es lo que alejó a Fernando Alonso de su primera pole de la temporada. Otra vez fue para un coche Red Bull, el de Mark Webber, que le ha rascado a Vettel dos en el dominio salvaje con el que someten a la parrilla todos los sábados del ejercicio. Entre ellos se reparten el éxito de la lucha eléctrica a una sola vuelta. Con escapes sopladores, sin ellos, con aire hacia el difusor en la frenada o prescindiendo de él, los coches energéticos se ponen al frente. Sucede que una leve luz de alarma se enciende en el garaje del equipo de bandera austriaca. ¿Por qué? Porque Ferrari les ha asustado por primera vez este año. Lo que en Australia fue 1,4 segundos, en Barcelona uno y en Canadá nada más que tres décimas se ha quedado ahora en la mínima expresión del tiempo. Fernando Alonso solamente fue 0,1 segundos más lento que Webber y casi gemelo de Vettel. Los coches de las alas bloquean la primera línea, pero en una salida tan abierta como es la nueva de Silverstone, con varias trayectorias válidas en los dos primeros giros, las opciones del asturiano crecen.

Llegó Ferrari a Inglaterra con la ilusión de siempre. «No hay nadie en este equipo que no trabaje pensando que vamos a luchar el sábado por la pole y el domingo por la victoria», dijo Fernando Alonso. Sonaba a frase para la galería. Pero con un F150 muy retocado (suelo, suspensión y alerón trasero) y todo lo bueno que el asturiano le saca al coche se han puesto a la altura de Red Bull. «Todavía somos muy buenos, pero los coches rojos han debido hacer algo para ponerse tan cerca. Nosotros pretendemos seguir a un nivel muy alto el resto del Mundial, así que habrá que esperar un par de carreras a ver si pueden mantenerse», defendió Webber con orgullo su derecho a presumir de pole porque, al fin y al cabo, estando Ferrari cerca o lejos, siguen siendo líderes claros del campeonato y no han cedido todavía un sábado.

Pero para Ferrari es un buen síntoma el buen rendimiento en una pista como Silverstone. No hace tanto, el 21 de mayo, la víspera de las elecciones en España, Alonso se fue en Barcelona a un segundo del mejor Red Bull en la clasificación. Al día siguiente, sufrió tanto con el Ferrari en las curvas rápidas de Montmeló que incluso terminó doblado.

No habría sido una locura pensar que en Silverstone podría suceder algo parecido. Pero entre el esfuerzo de titanes que vienen haciendo en Maranello y el contratiempo que para Red Bull supuso la prohibición de que los escapes soplados actuasen durante la frenada, acabó por acercar a las dos escuderías.

Apretados los tiempos como nunca este año, la lluvia deslució la batalla final en Silverstone. Parados los cronómetros tras la primera toma y descartados los McLaren para decepción de la hinchada local, todo quedó como estaba cuando un chaparrón visitó la pista en los últimos minutos. No había tiempo para otro intento y los coches enfilaron el pit lane. Más o menos, todos estaban contentos; en Red Bull porque habían asegurado la primera línea, y en Ferrari porque Fernando Alonso había recortado la diferencia al mínimo. Prometen batalla para la carrera de hoy.

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