15 noviembre 2018

Bulacia hijo vive el ‘gran mundo’ del rally



Correr el Mundial de Rally de la Federación Internacional de Automovilismo ya es un logro en la todavía corta carrera del boliviano Marco Bulacia Wilkinson, quien con solo 18 años cumplió su primera temporada en la clase WRC2, dejó una buena impresión y ya es visto como uno de los futuros pilotos campeones. De hecho, él ya quiere subir al podio en 2019.

Este año Marquito, hijo del corredor nacional Marco Bulacia, uno de los participantes del Dakar, disputó cuatro fechas: México, Argentina, Gales y Cataluña (en España).

En la primera tuvo su mejor desempeño, un impresionante cuarto puesto; en la segunda debió abandonar por un accidente, en la tercera acabó noveno y para cerrar su participación lo hizo en el duodécimo lugar. “Tuvimos un buen desempeño y encontramos que el nivel de los pilotos es bastante alto, eso me sorprendió, no me lo esperaba, ahí noté que aún me falta mucho por aprender y que tengo que trabajar mucho más”, dice el joven corredor.

Pero más allá de sus posiciones, Bulacia hijo dejó huella entre los especialistas y pilotos mundiales.

“Una joven promesa que está llamando a las puertas del WRC” y “la joven promesa de los rallys” son algunos titulares que colocaron los medios impresos europeos y sudamericanos por donde corrió el representante nacional.

Incluso lo llegaron a comparar con otra gran figura del deporte tuerca, el finlandés Kalle Rovanperä, hijo de Harri Rovanperä, una leyenda del automovilismo mundial.

Kalle también tiene 18 años y “está llamado a ser el gran dominador de los rallyes en los próximos años”, pero “el rival que por generación podría rivalizar” con el finlandés “es Bulacia”, según la página especializada autohebdosport.es.

“Me felicitaban mucho (los otros pilotos). Me pone contento, me hace dar muchas más ganas de seguir trabajando”, agrega Bulacia, el campeón boliviano más joven de la historia tras coronarse en 2016 con tan solo 15 años.

Tras esa “probadita” al rally mundial, para 2019 su objetivo es hacer podio, más aún porque la WRC2 se dividirá en dos: para pilotos profesionales, que tienen todo el apoyo de constructoras como Ford, Citröen, Volkswagen y Skoda; y para los privados, en la que estará el joven boliviano.

“Será más justo porque los pilotos oficiales son cubiertos por las escuderías, mientras que nosotros no tenemos todo eso para darles batalla. Ahora buscaré hacer podio”.

Tiene planificado correr en siete fechas de la próxima temporada, de las cuales “tenemos tres confirmadas: México, Argentina y Chile”.

También maneja ir a Suecia, donde el terreno es nieve y “nos servirá para aprender mucho más”.

La inversión es fuerte. Este año ya lo fue. Y el próximo estima que llegará al millón de dólares para cubrir “la asistencia técnica, gasolina, llantas, pasajes aéreos de mi copiloto, el mío, los mecánicos”. Todo será cubierto por el esfuerzo de sus padres y de los auspicios que tiene.

Con su padre Marco, su madre Susybeth y sus hermanos menores Bruno y Valeria. Foto: Prensa Bulacia

‘Si no tengo buenas notas, no corro’

Marquito Bulacia es uno de los mejores pilotos de Bolivia a su corta edad y ahora gran referente en el ámbito internacional, pero para llegar hasta aquí ha tenido que cumplir una importante condición impuesta por sus padres: si no tiene buenas calificaciones en el colegio, no corre.

“Mi vida es llegar de las carreras, ir al colegio, hacer las tareas y ponerme al día porque me falto mucho. Cuando regreso a Santa Cruz tengo que enfocarme en mis estudios porque si no tengo buenas notas, no corro”, admite el casi bachiller en humanidades.

Su padre Marco y su madre Susybeth le dieron esa condición porque son conscientes de que los estudios son primero y no quieren que se perjudique por correr.

“Lo bueno es que en mi colegio siempre me están ayudando, me dan un programa para que adelante exámenes o tareas, o lo haga después. Ese es el procedimiento para no mezclar las dos cosas”, explica.

Gracias a ello y la constancia que puso para llevar adelante sus deberes, este año se graduará del colegio Franco Boliviano.

Todavía no definió qué carrera universitaria estudiará, pero le llama mucho la atención la Ingeniería Mecánica, que “también me servirá para el automovilismo”.

“Estoy contra el tiempo, tengo que definir de una vez la carrera a seguir, ya que el siguiente año me iré a vivir a España para estudiar” y desde ahí compartir de más cerca el mundo del rally que lo apasiona.

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