Fátima Alanoca llegó a correr sólo parte de la primera etapa como navegante de su padre Víctor Alanoca; sin embargo, una curva les jugó una mala pasada y el coche se salió del camino, con tan buena fortuna que en vez de irse al precipicio fue a parar a unos arbustos.
Los Alanoca fueron el fin de semana a Copacabana a darle gracias a la Virgen del Lago por haberlos rescatado sanos y salvos.
Menos sustos ha tenido Fabiana Morales, la protagonista principal de esta página, quien también es la copiloto de su padre
Luis Morales, ambos compiten en la categoría 1.600 Libre.
Fabiana comenzó en las tuercas como auxilio de su padre, pero desde hace tres años es su navegante. Son familiares de Juan Morales, el coronel que en 1992 falleció en una etapa (Rurrenabaque-Riberalta) del Gran Premio de ese año.
“Dos damas adornaron desde el comienzo el Gran Premio Nacional de Automovilismo y Motociclismo, pero sólo una de ellas continúa en competencia.
A mis hijas les inculqué practicar el deporte. Les gusta el automovilismo y la natación. Primero salí campeón departamental de Cochabamba el 2001 junto a mi hija mayor Zilka”, cuenta Luis Morales.
Fabiana dice que su pasión por el automovilismo es desde siempre. “Me emocionaba cuando esperaba a mi papá en la meta.
Me gustó la adrenalina, pero nunca me imaginé que iba competir”.
Es una perfecta navegante, le “canta” a su padre por dónde tiene que ir leyendo la hoja de ruta.
“En el Rally de La Concordia empecé a escuchar cómo relataban, de bajar a la derecha, izquierda y todos los otros lenguajes de la carrera. El navegante tiene que saber dictar correctamente al piloto. Ahora hacemos un gran binomio, porque nos entendemos a la perfección”.
La copiloto sostiene que está aprendiendo mucho en este Gran Premio, admite que en algunos lugares tuvo miedo “por lo peligroso de la ruta. En otros padecimos y hasta no completamos la etapa en el tiempo reglamentario, así que nos reenganchamos y aquí estamos, intentando llegar a la meta, esa será nuestra satisfacción”.
Está disfrutando kilómetro a kilómetro todo el recorrido. “La más difícil fue la primera etapa, porque tuvimos muchos problemas y no sólo nosotros sino el resto”.
Esta carrera —dice ella— es un paso para que en el futuro pueda correr ya no como navegante sino como piloto. “Se trata de correr al frente del volante y para eso son el conocimiento y la práctica que estoy adquiriendo. Algún día quiero estar al lado izquierdo, como piloto y que mi padre pase a ser mi copiloto. Poco a poco estamos madurando la idea. Me gustaría correr en la N-4. Voy a ir paso a paso”.
A su padre lo animó a correr Juan Morales. “Ahí empezó todo, aunque después del accidente se quedó. Yo era chiquita cuando mi tío falleció. En todo caso, queremos que la familia Morales siga en los campeonatos nacionales”.
El coche de los Morales ocupa el puesto 27 hasta la cuarta etapa.

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