El ganador del Dakar de 2010 regresará al desierto sudamericano al volante de un buggy del equipo "Red Bull", junto con el catarí Nasser Al-Attiya, vencedor en 2011.
Será la principal novedad edición de un rally que desde el banderazo de salida propone las dificultades del desierto peruano, sin el tiempo tradicional de aclimatación de las pasadas ediciones.
En las primeras ediciones en América Latina los organizadores programaban también jornadas intermedias antes de afrontar los tramos más duros, pero en esta ocasión han decidido que el desierto sea el protagonista desde el primer día.
La primera jornada, con meta en Pisco, presenta apenas 13 kilómetros cronometrados, pero en pleno desierto. No se marcarán muchas diferencias, pero la jerarquía quedará ya plasmada en la general, según advirtió el director de la prueba, Etienne Lavigne.
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