Para que un vehículo sea confiable, es necesario brindarle mantenimiento periódico, incluso uno relativamente nuevo y en excelente estado puede dejarlo plantado, si algo tan sencillo como una correa o una manguera se ha deteriorado y repentinamente falla.
Las correas son como los músculos del motor. Sin ellas el auto no puede funcionar mucho tiempo, pues comúnmente ellas activan componentes como: el alternador que suministra energía eléctrica al vehículo, la bomba de agua que recircula el refrigerante, el ventilador que hace fluir el aire que enfría el refrigerante en el radiador y cierto número de accesorios, así lo afirmó Luis Yáñez, gerente técnico corporativo del servicio técnico que brinda la empresa concesionaria Imcruz, en Santa Cruz.
Importancia de las mangueras. Por otro lado, las mangueras son las venas del sistema de enfriamiento del automóvil, llevando el refrigerante a importantes partes internas del motor, en donde absorbe el calor, para llevarlo de regreso al radiador y de ahí a la atmósfera. También las mangueras conectan al motor con el sistema de calefacción, que le proporciona más temperatura al compartimiento de los pasajeros.
El sistema de enfriamiento típico tiene tres clases de mangueras: las del radiador (superior e inferior) que transporta el refrigerante desde y hacia el radiador, mangueras de desviación (no halladas en todos los vehículos) que recirculan el refrigerante de regreso a la bomba de agua, si este no está lo bastante caliente para ser enviado al radiador y mangueras de calefacción que llevan el refrigerante desde y hasta el núcleo del calentador de la calefacción.
Cuando se rompen las correas. Aunque la correa de sincronización ha sido diseñada y fabricada para que resista las altas temperaturas del motor y las incrementadas revoluciones por minuto de los más modernos, eventualmente se desgastan. Es importante reemplazarlas antes de que fallen.
En los motores con el árbol de levas montado sobre la culata se dividen en dos categorías: los de funcionamiento libre y los que tienen interferencia.
Consejos de mantenimiento. Siempre que el empaque de un motor le permita el acceso a la correa de sincronización, los dientes de la misma deben ser inspeccionados. Hay que observar cuidadosamente a los lados y a la parte interior. El objetivo es encontrar desgaste en su material, grietas, separaciones y fibras que sobresalgan.
Es importante saber también que la correa puede tener daños internos, por ejemplo, las fibras o cuerdas que están sometidas a tensión pueden fallar y quebrarse, debido a un mal funcionamiento del motor. También puede experimentar daños por un cuerpo extraño, una pequeña piedra por ejemplo, que se interponga entre los dientes de la correa y los engranajes de las poleas. Se recomienda mucho cambiarla entre los 100 y 150 mil km, y lo principal es que hay que asegurarse de que sea la apropiada. En las mangueras, pasados los cuatro años, los incidentes de fallo se incrementan, en vehículos sometidos a condiciones normales de manejo, pero en aquellos que se utilizan al máximo en el trabajo, como taxis o camiones por ejemplo, el tiempo se acorta a tres años.
Lo aconsejable es reemplazarla por una nueva, sobre todo cuando se sustituya la bomba de agua o se le realice una limpieza al radiador.
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