Aquí, en Saipina no conocemos a Bolívar ni a The Strongest pero sí hablamos, saludamos a Armin Franulic y Carlos Bendeck, por las carreras de autos”, así reflejaba un poblador de dicho municipio cruceño el año pasado, tras la escala que cumplieron los autos en el Gran Premio Nacional de Automovilismo.
Para las regiones por donde recorrerá la competencia nacional, la última del año, el Gran Premio significará un movimiento económico de dos días, el del día del arribo y el de la partida.
“A un pueblo como Saipina, por primera vez en el año llegan como quinientas personas , y eso repercute en las arcas del pueblo”, puso como ejemplo el presidente de la Federación Boliviana de Automovilismo Deportivo (Febad), Sergio Kosky.
El dirigente de la Febad rememora el cariño que dispensa la gente en cada lugar por donde pasan: “El automovilismo refleja unidad: cambas, collas y chapacos, todos se dan la mano, eso es lo lindo de este deporte, nos hermanamos por la tricolor”.
Alí Eid Alí se queda con el cariño de todos los pueblos y ciudades por donde pasa la prueba. “El de 1991 hubiera sido el más inolvidable para mí, pero ese año murió un gran amigo, Juan Morales, eso ensombreció mi triunfo y el gran cariño que me dio la gente”, explica el egipcio boliviano.
Tito de la Viña, quien como periodista deportivo transmitió varias versiones, expresó que esta particular carrera permitió mejorar la infraestructura de caminos, que antes eran de herradura por los de tierra, hasta llegar al asfalto.
“La gente salía a las rutas para aplaudir a los ídolos, quienes con sus coches daban una fiesta a los pueblos, que por esos días vibraba con el automovilismo. Los grandes ídolos hoy ya no están, por eso sigue vigente Franulic”, apuntó De la Viña.
La competencia ingresa en su recta final y las rutas por donde pasarán los autos estarán impecables, gracias al trabajo de la Administradora Boliviana de Carreteras y el Servicio Departamental de Caminos, anunció el presidente de la Febad.
Para las regiones por donde recorrerá la competencia nacional, la última del año, el Gran Premio significará un movimiento económico de dos días, el del día del arribo y el de la partida.
“A un pueblo como Saipina, por primera vez en el año llegan como quinientas personas , y eso repercute en las arcas del pueblo”, puso como ejemplo el presidente de la Federación Boliviana de Automovilismo Deportivo (Febad), Sergio Kosky.
El dirigente de la Febad rememora el cariño que dispensa la gente en cada lugar por donde pasan: “El automovilismo refleja unidad: cambas, collas y chapacos, todos se dan la mano, eso es lo lindo de este deporte, nos hermanamos por la tricolor”.
Alí Eid Alí se queda con el cariño de todos los pueblos y ciudades por donde pasa la prueba. “El de 1991 hubiera sido el más inolvidable para mí, pero ese año murió un gran amigo, Juan Morales, eso ensombreció mi triunfo y el gran cariño que me dio la gente”, explica el egipcio boliviano.
Tito de la Viña, quien como periodista deportivo transmitió varias versiones, expresó que esta particular carrera permitió mejorar la infraestructura de caminos, que antes eran de herradura por los de tierra, hasta llegar al asfalto.
“La gente salía a las rutas para aplaudir a los ídolos, quienes con sus coches daban una fiesta a los pueblos, que por esos días vibraba con el automovilismo. Los grandes ídolos hoy ya no están, por eso sigue vigente Franulic”, apuntó De la Viña.
La competencia ingresa en su recta final y las rutas por donde pasarán los autos estarán impecables, gracias al trabajo de la Administradora Boliviana de Carreteras y el Servicio Departamental de Caminos, anunció el presidente de la Febad.
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