La primera edición de la Vuelta a Bolivia de Ciclismo —en reemplazo de la tradicional Doble Copacabana— y la vigésimo sexta del Gran Premio Nacional de Automovilismo y Motociclismo marcaron los hechos deportivos más destacados del año en el país, con un importante arraigo popular.
A diferencia del fútbol, que para verlo hay que pagar, otras disciplinas tienen la capacidad de llevar un espectáculo deportivo a regiones por lo general olvidadas, y sin que a la gente le cueste un solo peso presenciarlo. Además, gozan de un poder integrador que difícilmente se encuentra en otros ámbitos.
El ciclismo —impulsado por el Grupo Fides— se puso este año los pantalones largos haciendo más grande la carrera. La Doble Copacabana —que como máximo llegó a Oruro— pasó a la historia tras su decimotercera versión realizada en 2007 y dio lugar, este año, al nacimiento de la Vuelta a Bolivia, que unió a Santa Cruz con La Paz en una travesía del llano (menos de 400 metros sobre el nivel del mar) a la altura (más de 4.000 metros) —pasando por Cochabamba y Oruro— durante ocho días de competencia y más de 1.200 kilómetros de recorrido. Nunca antes una carrera de esta disciplina fue tan larga en el país.
Los 117 ciclistas participantes representaron a 20 equipos, siete de ellos del exterior, y entre todos fueron verdaderos “héroes de la carretera”, soportando las inclemencias del tiempo —calor, humedad, lluvia y frío—, según las regiones por donde pedaleaban.
El colombiano Fernando Camargo, del equipo Boyacá de su país, fue el sorpresivo ganador. Sólo dos veces en las ocho etapas había subido al podio, ambas en el último día de competencia. Sin embargo se había mantenido al acecho, casi en el anonimato, mientras eran otros los que se llevaban la gloria jornada tras jornada.
La prueba, además, tuvo la virtud —a diferencia de otras— de no vislumbrar ningún favorito mientras se desarrollaba. Al último tramo de la etapa llegaron virtualmente empatados dos ciclistas, Camargo y el boliviano Óscar Soliz, separados por apenas 21 centésimas. Todo hacía presumir un final de fotofinish.
El público en Irpavi esperaba ver un mano a mano no apto para cardiacos, que se diluyó a pocos kilómetros, en Obrajes, donde Soliz no pudo controlar su bicicleta y se cayó, lo que el colombiano aprovechó para sacar la ventaja suficiente y coronarse primer vencedor de la carrera.
Poco después de bajarle la bandera a cuadros al ciclismo, le tocó el turno a los autos y las motos. El Gran Premio, que en determinado momento del año iba camino a ser cancelado, salió a flote con 79 pilotos en el punto de partida.
La idea de unir a los nueve departamentos de Bolivia fracasó una vez más, pues Beni y Pando fueron excluidos del proyecto; en cambio, fueron siete los que pudieron ver la carrera, que unió a Tarija con La Paz, pasando por Potosí, Chuquisaca, Santa Cruz, Cochabamba y Oruro a través de un recorrido de 1.505 kilómetros en cinco etapas.
La prueba generó gran expectativa por las figuras aspirantes al título, pues el campeón defensor Armin Franulic tuvo adversarios desde antes de la largada: José “Monín” Camacho, Hernán Paredes y Gustavo de Rada prometieron hacerle frente.
De Rada fue el que inscribió su nombre en la historia de los ganadores del Gran Premio. Camacho sólo corrió la clasificación en Tarija, Paredes no terminó la primera etapa y Franulic se accidentó en la tercera etapa. De Rada llegó sano y salvo a la meta con una amplia ventaja sobre los demás.
Fue un Gran Premio que también consagró a un debutante: el motociclista Jonathan Herboso, de sólo 18 años de edad, ganó virtualmente de punta a punta, sólo no subió a lo más alto del podio en la última etapa, cuando optó por cuidar su máquina para no correr ningún riesgo.
El ciclismo ya organiza desde ahora la segunda edición de la Vuelta a Bolivia, que tendrá un día más de carrera. Los autos y las motos añoran con que en 2009 sean nueve los departamentos del país que vean competir a sus pilotos.
La cifra
51.000 dólares en premios repartió el Grupo Fides en la primera edición de la Vuelta a Bolivia de Ciclismo. El ganador de la carrera, el colombiano Fernando Camargo, se llevó 5.455 dólares.
Eldato
Integración
Ambas carreras llevaron un mensaje integrador y llegaron a rincones del país donde difícilmente otras disciplinas pueden ofrecer espectáculos deportivos.
A diferencia del fútbol, que para verlo hay que pagar, otras disciplinas tienen la capacidad de llevar un espectáculo deportivo a regiones por lo general olvidadas, y sin que a la gente le cueste un solo peso presenciarlo. Además, gozan de un poder integrador que difícilmente se encuentra en otros ámbitos.
El ciclismo —impulsado por el Grupo Fides— se puso este año los pantalones largos haciendo más grande la carrera. La Doble Copacabana —que como máximo llegó a Oruro— pasó a la historia tras su decimotercera versión realizada en 2007 y dio lugar, este año, al nacimiento de la Vuelta a Bolivia, que unió a Santa Cruz con La Paz en una travesía del llano (menos de 400 metros sobre el nivel del mar) a la altura (más de 4.000 metros) —pasando por Cochabamba y Oruro— durante ocho días de competencia y más de 1.200 kilómetros de recorrido. Nunca antes una carrera de esta disciplina fue tan larga en el país.
Los 117 ciclistas participantes representaron a 20 equipos, siete de ellos del exterior, y entre todos fueron verdaderos “héroes de la carretera”, soportando las inclemencias del tiempo —calor, humedad, lluvia y frío—, según las regiones por donde pedaleaban.
El colombiano Fernando Camargo, del equipo Boyacá de su país, fue el sorpresivo ganador. Sólo dos veces en las ocho etapas había subido al podio, ambas en el último día de competencia. Sin embargo se había mantenido al acecho, casi en el anonimato, mientras eran otros los que se llevaban la gloria jornada tras jornada.
La prueba, además, tuvo la virtud —a diferencia de otras— de no vislumbrar ningún favorito mientras se desarrollaba. Al último tramo de la etapa llegaron virtualmente empatados dos ciclistas, Camargo y el boliviano Óscar Soliz, separados por apenas 21 centésimas. Todo hacía presumir un final de fotofinish.
El público en Irpavi esperaba ver un mano a mano no apto para cardiacos, que se diluyó a pocos kilómetros, en Obrajes, donde Soliz no pudo controlar su bicicleta y se cayó, lo que el colombiano aprovechó para sacar la ventaja suficiente y coronarse primer vencedor de la carrera.
Poco después de bajarle la bandera a cuadros al ciclismo, le tocó el turno a los autos y las motos. El Gran Premio, que en determinado momento del año iba camino a ser cancelado, salió a flote con 79 pilotos en el punto de partida.
La idea de unir a los nueve departamentos de Bolivia fracasó una vez más, pues Beni y Pando fueron excluidos del proyecto; en cambio, fueron siete los que pudieron ver la carrera, que unió a Tarija con La Paz, pasando por Potosí, Chuquisaca, Santa Cruz, Cochabamba y Oruro a través de un recorrido de 1.505 kilómetros en cinco etapas.
La prueba generó gran expectativa por las figuras aspirantes al título, pues el campeón defensor Armin Franulic tuvo adversarios desde antes de la largada: José “Monín” Camacho, Hernán Paredes y Gustavo de Rada prometieron hacerle frente.
De Rada fue el que inscribió su nombre en la historia de los ganadores del Gran Premio. Camacho sólo corrió la clasificación en Tarija, Paredes no terminó la primera etapa y Franulic se accidentó en la tercera etapa. De Rada llegó sano y salvo a la meta con una amplia ventaja sobre los demás.
Fue un Gran Premio que también consagró a un debutante: el motociclista Jonathan Herboso, de sólo 18 años de edad, ganó virtualmente de punta a punta, sólo no subió a lo más alto del podio en la última etapa, cuando optó por cuidar su máquina para no correr ningún riesgo.
El ciclismo ya organiza desde ahora la segunda edición de la Vuelta a Bolivia, que tendrá un día más de carrera. Los autos y las motos añoran con que en 2009 sean nueve los departamentos del país que vean competir a sus pilotos.
La cifra
51.000 dólares en premios repartió el Grupo Fides en la primera edición de la Vuelta a Bolivia de Ciclismo. El ganador de la carrera, el colombiano Fernando Camargo, se llevó 5.455 dólares.
Eldato
Integración
Ambas carreras llevaron un mensaje integrador y llegaron a rincones del país donde difícilmente otras disciplinas pueden ofrecer espectáculos deportivos.
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