27 enero 2013

Pro y contra del turbo

En la actualidad, los motores equipados con turbo se han vuelto algo muy común. Gracias a este sistema, son mucho más eficientes y potentes. El turbo aprovecha los gases de escape para aumentar la cantidad de aire nuevo que entra en el motor. Sin embargo, como todo en esta vida, tiene sus pros y sus contras hay que cuidarlo como cualquier otro automóvil, que se debe tener en cuenta, indicaron los encargados del servicio técnico de “Autosud”, empresa representante de la marca Kia, entre otras en el país.

Más rendimiento y ahorro de combustible. Un turbo está formado por dos elementos principales: la turbina y el compresor. Los gases de escape pasan por la turbina y, a su vez, hacen mover el compresor. El compresor comprime el aire que entra en la admisión y lo envía directamente al colector de admisión. Una de las grandes ventajas de los motores con turbo es el rendimiento y también el ahorro de combustible que supone. Otra gran ventaja es que se puede obtener mucha potencia con un motor más pequeño, algo especialmente notorio en los vehículos deportivos.

En cuanto al mantenimiento de un turbo, es bastante bajo (que no inexistente), ya que se trata de un mecanismo básico. Gracias a esto, la longevidad de esta pieza es muy alta. Pero no todo van a ser cosas buenas, ya que el turbo también tiene sus contras.

Más rendimiento y ahorro de combustible. Una de las desventajas es que la respuesta de esta pieza no es inmediata, pues tarda unos instantes en comprimir el aire que entra en la admisión del motor.
También hay que tener en cuenta que, aunque sea un mecanismo básico, es muy delicado. Se debe tener precaución para que no se caliente en exceso o tenga problemas de lubricación.

La cuestión del diseño. Otro de los inconvenientes que se puede encontrar con el turbo es que, los motores que lo equipan deben diseñarse de forma específica. Esto se hace así porque el turbo trabaja mejor a bajas vueltas y a medio régimen, por lo que resulta inútil subir mucho de vueltas el motor del vehículo.

Sin embargo, el aspecto más delicado de un turbo en la actualidad es su fiabilidad. Uno de gasolina llega a rondar los 800-900 grados, mientras que uno diésel se “queda” en unos 500-600 grados. Además, un turbo supera con facilidad una velocidad de giro de 150 mil rpm. Por todo ello, su mantenimiento es fundamental. Cumplir a rajatabla con los intervalos de sustitución del aceite del motor y utilizar solo el aceite que especifique el fabricante del auto es fundamental para evitar posibles averías que, casi siempre, superan los mil dólares.

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