Las rutas que se esconden detrás del puente Urubó han sido por años los lugares predilectos para los aficionados a recorrer estos parajes en motocicletas de dos y de cuatro ruedas.
Sin embargo, estos caminos de tierra, pedregosos, con pequeños ojos de agua y zonas donde el color del suelo cambia de blanco a colorado, han dejado de ser recorridos por muchas personas que han decidido salir de este circuito para evitar ‘chocarse’ con aquellos ‘malos’ motoqueros que hacen estos viajes para consumir bebidas alcohólicas y provocar disturbios.
“Fuimos los primeros en frecuentar esa zona, pero ahora el lugar es un espacio complicado donde uno no sabe con qué tipo de personas se puede encontrar”, contó Fernando Velásquez, un aficionado a las motocicletas que junto a sus amigos se reúnen para practicar esta actividad, a la que no la ven como un deporte, pero sí como una pasión.
Velásquez asegura que la mezcla de alcohol y la conducción de motos, es una de las peores. Una de las reglas para ser parte del grupo es que cuando están en sus rodados se debe dejar de lado ‘el trago’.
Algo similar comentó Roberto Antelo, que hace más de diez años que recorre diferentes rutas a bordo de una cuadratrack.
“Esta actividad es una forma que encontramos algunas personas para quitarnos el estrés del trabajo y para salir de la rutina”, contó Antelo, que al igual que Velásquez apuntó que en su grupo hay estrictas normas de seguridad que se deben cumplir.
Antelo también ha dejado de frecuentar la zona del Urubó y sus alrededores, pero señala que los que gustan de esta actividad tienen otras opciones como los alrededores de Las Lomas de arena y poblaciones del lado sur de la ciudad.
Para borrar el estigma
Aníbal Gamón, un motociclista de reconocida trayectoria local y nacional, afirma que el que se sube a una motocicleta es para practicar un deporte y “no para convertirlo en una ‘joda’ como lo hacen algunas personas”.
Gamón pide a la población no generalizar sobre lo que hacen unos cuantos, ya que recordó que de las rutas del Urubó han salido grandes pilotos.
Luis Fernando Suárez, presidente del Moto Club Santa Cruz, puso como ejemplo a Juan Carlos ‘Chavo’ Salvatierra, motociclista que fue parte de innumerables caravanas por estas rutas.
“Se está trabajando para crear una asociación de motos de dos y de cuatro ruedas”, comentó Suárez, que observa en los malos motociclistas una inversión total de los valores.
María del Carmen Barreto, presidenta del Moto Club Legendarios, indicó que luego del hecho ocurrido en Las Cruces su grupo busca articular un movimiento para mostrar a la población que no todo aquel que se sube a una moto es violento o irrespetuoso. “Este es un pasatiempo sano “, afirmó
Más cambios
1 La carrera denominada Enduro del Oriente, que es organizada por la Asociación de Motociclismo de Santa Cruz, cambió de ruta este año. Se dejó la zona del Urubó y esta vez el recorrido será por el Parabanó. El evento se realizará el 9 y 10 del siguiente mes.
2 Calculan que los fines de semana, recorren la zona del Urubó y los pueblos cercanos, alrededor de 300 motos de dos y de cuatro ruedas.
Las normas que no se deben olvidar
1 Todas las personas que decidan practicar este pasatiempo, deben tramitar en Tránsito su licencia de conducir. Ya sea que manejen motos o cuadratracks.
2 Estos vehículos deben tener placas, haber adquirido el SOAT de la gestión vigente y contar con los equipos de auxilio mecánico necesarios para un motorizado.
3 El costo de las motos de cuatro ruedas, rodados que se han puesto de moda, oscila entre los $us 15.000 y 20.000, si son equipos nuevos. Hay usados desde $us 7.000.
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