La elección. Aunquea veces los propietarios de un vehículo eligen sus neumáticos priorizando el aspecto estético, la elección debería ser más cuidadosa. Este elemento soporta el peso del vehículo, de los pasajeros y la carga si es que la hubiera. “La elección también debe tomar en cuenta el uso, el tipo de terreno en el que circulará”, destacó García.
Baja presión. Una llanta con baja presión tiende a achatarse por el centro y a levantarse, con esto la superficie de contacto con el piso se reduce de gran manera. Generando un mal agarre pero además provocando un desgaste prematuro de los costados del neumático.
Alta presión. Los neumáticos con una presión mayor a la correcta también tienen problemas de desgaste. Con mucho aire, es la parte central de la llanta la que toma contacto con la carretera, dejando los costados libres. De esta manera, solo se desgasta el medio y no así los bordes. Ocasiona un desgaste irregular, acortando el tiempo de vida.
Presión correcta. Cada vehículo ‘0’ kilómetros es comercializado con un manual en el que se especifica el tipo de llanta y la presión recomendada. Lo mismo ocurre con las llantas; cuentan en los costados con una nomenclatura que establece la presión correcta a la que deben ser infladas.
Un aspecto que a veces pasa desapercibido es que la presión en lugares de gran altitud es diferente a la de ciudades bajas.
Por ejemplo, si viaja de Santa Cruz a La Paz y si mide la presión una vez llegue a su destino, esta no será la misma, por ello si piensa quedarse muchos días en lugares a gran altura, lo recomendable es volver a regular la presión.
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