En contra. Según la gente, del servicio técnico de Imcruz, la procedencia es un punto en contra de las llantas usadas. Salvo que se conozca muy de cerca al anterior propietario y se crea en su palabra ciegamente, no hay forma de saber si la salud del neumático es total. Siempre queda esa incertidumbre.
Otro aspecto, son los defectos ocultos, aunque la inspección visual y de dibujo sea satisfactoria, la estructura interna no revela sus problemas. Hacen falta máquinas especiales para “ver” en el interior de cada rueda y probar por ejemplo, si ha dado un llantazo que ha afectado al talón.
Además, es bueno saber que tienen una menor vida útil, en comparación con una nueva.
A favor. Para la gente de la tienda "Pro-llantas", la parte económica es el principal punto a favor de los neumáticos usados. El precio de las llantas nuevas, según la dimensión, puede espantar, pero uno de ocasión, siempre se percibe como más razonable.
"Se van a usar poco", esta es la segunda excusa más utilizada. Para aquellos que hacen muy pocos kilómetros no les compensa comprar neumáticos nuevos, acabarán desechándolos o vendiéndolos con bastante dibujo restante.
Además existe algo de desconfianza de las marcas baratas. Hay quienes prefieren usar neumáticos usados de una primera marca a arriesgarse con uno nuevo, de precio similar, de un fabricante cuya reputación solo conocen sus fabricantes (o ni eso).
En conclusión, si se ha adquirido llantas nuevas o usadas es bueno saber que al momento de "jubilarlas", hay que tomar en cuenta algunos aspectos como el desgaste excesivo. Si hay menos de 1,6 milímetros de profundidad de surco, es motivo de sanción, o tal vez, si se nota un desgaste irregular o la pérdida de presión anormal.
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