Definitivamente, la ventana de rendimiento de Lewis Hamilton, de Mercedes Benz, es como reloj suizo; fue implacable en la etapa de clasificación, a pesar de las escasas siete milésimas de segundo de ventaja a su compañero de equipo Rosberg y ayer domingo fue un genio conduciendo su monoplaza, en un autódromo que tiene 23 curvas y donde un piloto forza en cada giro alrededor de 400 cambios de velocidad.
El inglés pulverizó a todo rival, se dio el lujo de correr con llantas casi al borde de la desintegración cuando faltaban cinco giros, recién ahí, su equipo ordenó el cambio, porque antes le exigió a Hamilton que debía obtener una diferencia al segundo (Vettel) de 25 segundos como mínimo para entrar a pits y de esta manera asegurar la victoria.
Y Hamilton entró a boxes y su asistencia cambió las ruedas en 2 segundos 6 décimas y volvió, pero al segundo puesto porque Vettel marchaba primero. Todos pensaron que el piloto alemán alcanzaría el triunfo, pero el poderoso monoplaza Mercedes Benz, conducido magistralmente por el piloto inglés, lo pasó dos giros antes del final y le aumentó 6 segundos.
Lo único que Hamilton no pudo fue bajar el record de Kimi Raikonnen, quien marcó el pasado año 1h45”9, porque el inglés perdió su ventaja con el ingreso del coche de seguridad, pero cuando volvió la competencia Lewis apretó el acelerador.
En síntesis, fue la consagración definitiva de Hamilton, la mejor producción del año de Vettel, la confirmación del buen momento de Ricciardo.
Rosberg, abandonó la carrera porque no había fuerza electrónica en el volante.
“NO FUE PERFECTO POR EL ABANDONO DE NICO”
Hamilton, declaró tras su victoria que “quería un fin de semana limpio”, lo que al final sucedió, aunque señaló que éste “no fue perfecto para el equipo”, por la retirada de su compañero alemán Nico Rosberg. “No fue perfecto para el equipo, porque Nico no acabó, ya que siempre intentamos acabar con los dos coches en los dos primeros puestos. Creo que aquí nadie había hecho un ‘doblete’ y ésa era nuestra intención”, dijo el inglés.
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