El finlandés Valtteri Bottas (Mercedes) ganó el Gran Premio de Austria, ayer a puerta cerrada, en la apertura del Mundial de Fórmula 1, más de tres meses después de la fecha prevista debido a la pandemia de coronavirus.
En una carrera rica en emociones y cambios, completaron el podio el monegasco Charles Leclerc (Ferrari) y el británico Lando Norris (McLaren), que de esta manera subió por primera vez al “cajón”. Norris, además, sumó el punto por ser el piloto con la vuelta más rápida en la carrera.
Fue el primer Gran Premio de la historia que se disputó a puerta cerrada: “Habría sido bonito compartir la victoria con los espectadores”, admitió el vencedor de la prueba, que mantuvo la cabeza fría pese a la preocupación por su caja de cambios y por la salida, al menos en tres ocasiones, del coche de seguridad.
“Claramente había algo de presión durante toda la carrera”, reconoció Bottas, que en muchos momentos no pudo ir a tope por los problemas mecánicos de su Mercedes: “En un momento dado, llegué a estar preocupado”.
A consecuencia del protocolo sanitario debido al Covid-19, no hubo ceremonia del podio, los pilotos celebraron sus resultados en la pista, sin mandatarios y descorchando el champán sin retirar la mascarilla.
“Estar ahí y no poder aprovecharlo con los fans hace más complicado el poder saborearlo”, declaró Norris.
Leclerc y Norris se beneficiaron de la sanción de cinco segundos que los comisarios impusieron al británico Lewis Hamilton (Mercedes) después de que el vigente campeón del mundo de la categoría provocara un choque con el tailandés Alexander Albon (Red Bull), cuando le acababa de adelantar.
El séxtuple campeón del mundo, que ya había sido penalizado con la pérdida de tres posiciones en la parrilla de salida (de segundo a quinto) por un error en la clasificación del sábado, cruzó la línea de meta en segundo lugar, por detrás de su compañero en la escudería alemana.
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