Todo conductor debe obrar con una firme determinación de concentrarse en la tarea de conducción.
En las actuales condiciones en que se desarrolla el tránsito de vehículos, el conductor debe concentrarse constantemente durante el manejo, pues toda distracción, aun cuando solo sea un instante, puede traer el riesgo de cometer algún error y provocar accidentes.
A manera de ejemplo diremos que un conductor debidamente concentrado tiene la mayor posibilidad de anticiparse o adelantarse a cualquier vehículo, previendo las situaciones desfavorables que pudieran presentarse, pues estará en condiciones de modificar la trayectoria del vehículo ante una situación inesperada.
El uso constante de aparatos de radio, discos compactos y teléfonos celulares, produce una disminución de la atención que debe prestar en el manejo de todo vehículo.
En este sentido es importante destacar lo que pueda producir un estado de cansancio, fatiga, incomodidad o indisposición que producen reacciones cada vez más lentas en todo conductor. Por ello no debe conducirse en esas condiciones y si las circunstancias lo obligan a hacerlo deberán tomarse las necesarias precauciones que permitan evitar esos efectos.
También juega un rol importante la impaciencia o la pérdida de la serenidad en el manejo cuando los demás conductores cometen errores o el conductor se encuentra atrapado en un embotellamiento.
Por ello se recomienda no conducir en un estado de ánimo que imponga al conductor un desquite, revancha o competencia, pues si la torpeza o mala educación de otros conductores nos irritan, no debe perderse el buen sentido y el juicio.
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