Miles de vehículos indocumentados, conocidos también como chutos, siguen ingresando al país, especialmente al municipio de Challapata, y muchos de ellos se venden en menos de diez minutos, tal como pudo confirmar el miércoles OPINIÓN.
Los vehículos Toyota son los más buscados, los modelos Ipsum, Spacio y Vitz, entre algunos.
“Si estás buscando un Vitz, no (lo) vas a encontrar. No hay ni para muestra”, afirma un vendedor de chutos, quien se identifica como Martín.
Los autos son ingresados a Challapata por el sector sur, pero algunos de los compradores esperan en la carretera y negocian directamente con los chuteros.
El nuevo propietario ingresa al pueblo con su flamante adquisición, se pasea por las calles de esta población y después de cargar gasolina parte rumbo a su comunidad.
Un buen porcentaje de los compradores llega desde las comunidades de Oruro y Potosí, explica Lucas, otro vendedor de vehículos chutos que prefiere guardar sus autos en el garaje de su casa y sacarlos a la venta los fines de semana, días de feria.
Lucas ofrece sus vehículos Mazda a pocos metros del cuartel Rangers de Challapata, y añade que militares y policías también compran estos autos.
Una familia de La Paz ch’alla con cerveza un vehículo Toyota Spacio, diez minutos después de que el mismo fuera ofrecido por el chutero a otro cliente en 4.600 dólares. Los 4.400 ofrecidos por los paceños terminaron por convencer al vendedor, quien después de cerrar el trato compra dos cajas de cerveza y celebra con sus colegas de trabajo.
Los vehículos recién llegados, que en un 90 por ciento tienen el volante en el lado derecho, son ubicados en la playa de autos, otros en la feria del pueblo, y los demás en las calles adyacentes a la Plaza Principal.
Es fácil identificar a los vehículos chutos que llegan a Challapata, porque además de la ubicación del volante, están cubiertos de tierra, algunos con barro y tienen inscripciones en los parabrisas.
Inmediatamente se aproximan los potenciales compradores y después de negociar el precio, piden “probar el auto”.
El interesado sube al vehículo, da un par de vueltas y decide pagar por el vehículo, no sin antes regatear por el precio.
“Todo es charlable. Si te animas te lo doy en cuatro mil (dólares)”, afirma otro vendedor, al explicar las bondades de un Mazda con tres filas de asientos.
Para animar al cliente, el vendedor afirma que tiene un amigo que puede conseguir placas o rosetas. El precio, cien dólares.
“Y si no quieres pasar ningún riesgo, te damos un chofer. A Cochabamba es 200 dólares”, confirma el mismo vendedor.
CIEN POR DÍA Los vendedores de chutos confirmaron a OPINIÓN que cada día ingresan a Challapata entre 70 a cien vehículos. Una cantidad similar se queda en Potosí, y otros son llevados a Cochabamba y Santa Cruz.
Antes de que el Gobierno informara sobre el proyecto de Ley de Regularización y Saneamiento vehicular, a esta población altiplánica ingresaban hasta cincuenta vehículos cada día.
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