15 julio 2012

Chutos aún son buen negocio en Iquique

Sin control en frontera Paso El contrabando pasa por la ruta Iquique-Cariquima-Challapata.

Comercio Las tiendas ofrecen vehículos modelo 2000 hasta 2012.

Iquique | Los Tiempos

La avenida Circunvalación es una de las más concurridas y de mayor movimiento económico de la Zona Franca de Iquique (Zofri) en Chile y en sus 15 cuadras alberga 120 tiendas de venta de vehículos nuevos y usados provenientes de Estados Unidos, Corea y Japón.

Once de la noche y en la Circunvalación la actividad laboral continúa. Grúas que cargan autos y vagonetas sobre los camiones; mecánicos que dan los últimos toques a los motores, luces de trailers que encandilan la vista. En silencio y de pie a lado de los vehículos, dos personas esperan, peruano uno, boliviano el otro.

El primero pregunta ¿“qué están buscando”?, le respondemos: “Queremos llevar autos a Bolivia”, y al puneño se le encienden sus vivaces ojos y espeta contundente “ahh quieren chutear”.

Y es que “chutear” es la palabra mágica que relaciona a un conjunto de actores del que sobresalen los contrabandistas que hacen de la importación ilegal de autos a Bolivia un floreciente y rentable negocio, pese a las normas que prohíben la actividad.

En 2008 el Gobierno de Evo Morales promulgó el Decreto 29836, que prohíbe el ingreso al país de vehículos que tengan una antigüedad mayor a los cinco años.

Pese a la norma, existe un masivo contrabando de motorizados por la ruta Iquique-Cariquima-Challapata. Desde esta última comunidad, el comercio ilegal dispersa a los “chutos” por todo el país.

El negocio de compra y venta de autos de la avenida Circunvalación es intenso y en él confluyen chilenos, pakistaníes, peruanos, paraguayos y bolivianos.

Las tiendas ofrecen vehículos desde 2000 hasta 2012. Hasta aquí el negocio es absolutamente legal.

Lo ilegal empieza cuando el comprador adquiere vehículos de 2003 o 2004, prohibidos en Bolivia con la intención de traerlos al país para su venta.

Y la cadena de ilegalidades continúa cuando las empresas de transporte, varias de propietarios bolivianos, ofrecen además el servicio de conductores dispuestos a trasladar los “chutos” desde Cariquima (Chile) hasta Challapata (Bolivia).

Según el gerente general de la Zofri, Eugenio Cortés, la venta de autos al país fue importante hasta 2009, cuando Bolivia emitió el decreto que prohíbe la importación de autos usados con más de cinco años de antigüedad.

“Desde esa medida la venta de vehículos disminuyó profundamente, tanto al por mayor como al detalle.

Los últimos años la venta ha tenido una importancia que no alcanza a la que tuvo en su momento”, dijo Cortés.

Y si bien es cierto que las normas bolivianas lograron disminuir el ingreso de autos chutos, las salidas diarias de tráileres cargados hasta con 22 vehículos recién transformados (cambio de volantes de derecha a izquierda) son permanentes desde la Zofri.

A esto se suma la veintena de talleres de transformación que existen en la zona y que diariamente lanzan al mercado boliviano decenas de “chutos” que ingresan por las rutas ilegales del país.

Difícil tarea la de cuantificar la cantidad de “chutos” que ingresan a Bolivia y los montos económicos que generan para los contrabandistas. “La delincuencia no deja factura”, dice una máxima popular.

Sin embargo, es de tal magnitud la importancia de esta actividad que en días pasados, cuando un medio de comunicación le preguntó a la presidenta de la Aduana Nacional de Bolivia, Marlene Ardaya, por qué no se interviene Challapata para terminar con el comercio de chutos, ésta respondió que significaría “un elevado costo social”. “Sin descartar que puedan producirse enfrentamientos con consecuencias lamentables”, dice el reporte de la ANF.

Entre las gestiones 1994-2005 se ejecutaron siete programas de regularización de automóviles indocumentados que ingresaron por la vía del contrabando al país, habiendo sido nacionalizados 141.674 vehículos automotores, con un promedio de ingreso de casi 12.000 vehículos ilegales por año, lo que permitió un ingreso para la Aduana Nacional de Bolivia, por 1.128.733.238 bolivianos.



Chuteros

Hecho el trato con el peruano y el boliviano y ya en charla de amigos, el también mecánico orureño pregunta “¿Y el Evo cuándo va lanzar otra amnistía para los chutos?”. “Creo que no está en sus planes”, le respondo.

“No le va quedar otra, hay demasiada gente metida en esto. El Presidente Morales hace caso a lo que Oruro y Cochabamba dice. Además, no se olvide que se vienen elecciones en 2014.

Fija que al año van a nacionalizar otra vez”, afirma el chofer con tal certeza que resulta inútil convencerlo de lo contrario.

Buscan “palos blancos” para compra de vehículos

No es sencillo comprar autos usados en cantidad en la Zona Franca de Iquique (Zofri), se requiere un permiso especial pero, al no tenerlo, los comerciantes se dan modos para adquirir los vehículos.

Una de las artimañas es que recurren a los llamados “palos blancos”, es decir, que contratan a las personas adecuadas para que haga la compra. Acuden a bolivianos con residencia en Chile y que tienen cédula de identidad chilena o a ciudadanos chilenos que prestan su identidad para hacer la compra.

“Sacan un documento denominado Sistema de Registro Factura (SRF). Con este papel tienen la posibilidad de comprar autos en un área restringida de Chile. Sólo en esas regiones les está permitido comprar legalmente, sino pueden ser detenidos”, explicó la fuente que pidió reserva de identidad.

Pero ocurre otro fenómeno curioso. Una vez que los vehículos ingresan a Bolivia, varios “palos blancos”, luego de recibir el pago por prestar su identidad, denuncian en Chile como si los autos fuesen robados.

Ya que ingresan a Bolivia con el nombre de otros, en los sistemas chilenos figuran como autos robados. Es por ese mecanismo que existen ciudadanos chilenos que tienen a su nombre hasta 100 autos.

Según la fuente, existe en Chile una mafia gigantesca de estafadores que usan la base de datos chilena para identificar los autos reportados como robados y buscan “recuperarlos” en Bolivia.

TALLERES

Dos precios para

transformación





He aquí una particularidad. En los talleres de transformación ubicados en una avenida paralela a la Circunvalación (unas 10 cuadras de tiendas de vehículos nuevos y usados) los propietarios dan dos alternativas: si el auto es para “chutear” a Bolivia o Paraguay la transformación cuesta 300 dólares y tarda dos días. Y, si el vehículo es para mantenerlo en la zona permitida en Chile, el costo es de 800 dólares y el trabajo tarda hasta ocho días.

Los talleres de la Zona Franca de Iquique S.A. hacen la diferencia porque saben que los vehículos para Bolivia están destinados al contrabando.



NORMAS

Dos decretos

supremos





Sobre la importación de vehículos se encuentran vigentes los Decretos Supremos: el 29836 y el 28963, los cuales norman las características para la importación y a la vez tratan de evitar paulatinamente la importación de vehículos con más de cinco años de fabricación y/o los vehículos considerados siniestrados.

Ambas normas no presentan características sancionatorias, por lo que se aplica el Reglamento y la Ley General de Aduanas, equiparándose el incumplimiento a estas normas como una contravención a lo estipulado dentro del acápite de prohibiciones de la Ley de Aduanas.



CHALLAPATA

Centro del

contrabando



La población de Challapata se encuentra ubicada en la provincia Aroma, a 121 kilómetros de la ciudad de Oruro, una carretera totalmente asfaltada, sin ningún control policial y menos de la Aduana Nacional de Bolivia, conecta al pueblo con la ciudad capital.

En el lugar uno puede encontrar todo tipo de vehículos “chutos” de diferentes marcas y modelos, los cuales circulan libremente por las calles de esta población sin placas ni documentos incluso con el volante a la derecha.

La feria de vehículos “chutos” de Challapata se realiza los días sábado y domingo en los cuales se recibe a gente de diversas partes de Bolivia, incluso de Pando. El resto de los días la venta no es tan masiva, aunque se sigue efectuando en calles y avenidas de la población y al interior de algunas casas y terrenos.

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