Vida útil. Los fabricantes recomiendan el cambio de las lámparas tras dos años o 50 mil kilómetros, ya que en ese período de tiempo las luces pueden llegar a perder un 20 por ciento del rendimiento. Algo que muy pocos usuarios tienen en consideración. Por el contrario, los faros de xenón, cada vez más habituales en los vehículos actuales tienen una vida útil igual a la propia vida del automóvil.
Para que las luces alumbren perfectamente, es conveniente que, principalmente en otoño e invierno, comprobemos que las cúpulas de los faros estén limpias y que no tengan humedad interior, ya que podría reducir en un tercio su eficacia.
Prepararlos para un largo viaje. La regulación de los faroles se vuelve algo fundamental cuando se realiza algún viaje y sobre todo si se lleva carga. El exceso de peso hace que aumente la inclinación con el riesgo de deslumbrar a los conductores que circulan en sentido contrario. Algunos automóviles nuevos cuentan con regulación automática. Si no es así, una sencilla maniobra utilizando el regulador con el que cuentan los vehículos hará que los faroles alumbren correctamente. Y si la inclinación es menor, el campo de visión que generarán los faros será insuficiente.
Tampoco está de más realizar de vez en cuando una sencilla comprobación de todas las luces. Es muy común ver autos con alguna luz fundida con el riesgo que ello conlleva. En los automóviles nuevos los sensores de luces hacen que los faros se enciendan o se apaguen muchas más veces de las deseadas. Acción que ayuda a que las luces se fundan con más facilidad.
Y si la luz se funde, su cambio no lleva mucho tiempo. Aunque si es nuevo, la simple acción de cambiar una bombilla se puede volver algo complicada, o incluso que requiera el paso por el taller.
No hay comentarios:
Publicar un comentario