14 octubre 2012

Harley , cuando la libertad se mueve en dos ruedas

La ‘cultura Harley’ tiene miles de adeptos por todo el mundo, aunque su espacio de mayor fuerza siempre ha sido América. En Bolivia el número de harlistas crece, hay clubes que los reúnen y pronto habrá una agencia autorizada de la marca en Santa cruz. Los que las manejan prefieren la velocidad en las carreteras



Texto: Paura Rodríguez Leytón Fotos: Enrique Canedo y Sergio Ibarnegaray

Lo que diferencia a un ‘harlista’ del común de los mortales es que ama las motos Harley Davidson y todos los objetos y accesorios de esta marca; y su vida y sus sueños giran en torno a su motocicleta. Hay más, un ‘harlista’ conoce al detalle el sonido del rugir del motor de una Harley y asegura que es el mejor entre todos los sonidos posibles, pues le remite al galope de los caballos en el Viejo Oeste y a la polvareda que dejaban atrás. Un harlista ama el detalle, por ello personifica su moto y la adecua a su medida. Y aunque estas motos son fabricadas en serie, cada una es totalmente distinta de la otra, porque ha sido adaptada por su dueño.

Una de las palabras que sostiene los fundamentos de su estilo de vida es libertad. Ellos aseguran que una moto en general, pero una Harley en especial, les da la ‘sensación de libertad’, que encuentran particularmente en las carreteras, donde pueden correr a mayor velocidad y sin la interrupción del tráfico estancado de las ciudades. Por eso programan viajes en grupo y recorren largas distancias por todo el país y por distintas partes del mundo.

Ser un harlista también significa pertenecer a un grupo de personas que no necesariamente se conocen pero que están unidas por la afición a las motos y aunque hay harlistas solitarios, estos también terminan encontrándose con sus pares, en algún punto.

Los harlistas han creado lazos a lo largo de la geografía y con la ayuda de las redes sociales cada vez están más conectados. Si un grupo boliviano parte hacia otro país, es más que seguro que hay harlistas esperándolos, para enseñarles rutas y brindarles hospedaje y alimentación, como parte de un sistema de intercambio mutuo. En realidad, a los harlistas los une la ‘cultura Harley’ que tiene que ver con un estilo de vida, una opción por distintos gustos estéticos, como la música, la forma de vestirse, su propia mirada del mundo.

Y existen íconos y emblemas de esta cultura, por ejemplo el rock y algunas películas clásicas como Easy Rider (1969) traducida al español como Buscando mi destino, dirigida por Dennis Hopper y protagonizada por Peter Fonda, Hopper y Jack Nicholson. En el film, los protagonistas cruzan EEUU montando las clásica motos.

Todo eso cuenta Sergio Ibarnegaray Ponce, que se define ante todo como un ‘motoquero’ y que logró cumplir uno de los sueños de su vida: tener una Harley Davidson antes de cumplir los 50 años. La compró cuando tenía 48, en $us 20.000. Antes, manejó todo tipo de motos, desde los 13 años, y hace dos décadas, revisando un catálogo determinó que la compraría. Viajó hasta EEUU, hasta la ciudad de Milwaukee, donde las fabrican, y allí visitó el museo de las clásicas motocicletas.

El es miembro del Harley Club Santa Cruz que se fundó en 2009 y que actualmente tiene 32 integrantes. El presidente de este club, Jorge Castedo, explica que cada vez se suman más y de momento se prevé que el número alcanzará a los 45.

El club coordina sus actividades con agrupaciones similares de Bolivia y de otros países. Tiene viajes incluidos en el calendario sudamericano, dos o tres por año. En 2011 llegaron hasta Mendoza, Argentina y de allí pasaron hasta Viña del Mar, en Chile, recorriendo en total, 6.000 kilómetros sobre dos ruedas.

Ahora, a partir del 4 de octubre participan en un encuentro internacional llamado Ruta de Altura, realizado en La Paz. Castedo estima que en Bolivia hay alrededor de 600 motociclistas que tienen una Harley Davidson y que actualmente hay una importante expectativa por la apertura de una distribuidora oficial de estas motocicletas y todos los accesorios de la marca, en Santa Cruz. La agencia se llamará Saavedra Harley Davidson y funcionará en la avenida San Martín desde noviembre.

En el club de Santa Cruz hay una mujer. Es Katherin Pérez, esposa de Jorge Castedo. Ella maneja una motocicleta de 350 kilos de peso y asegura que es una de las actividades que realiza con mayor gusto. Para esta pareja, la pasión por las Harley no se reduce a la moto, sino que todo su estilo de vida tiene que ver con ellas. En su casa la vajilla, los edredones, la decoración de su sala y los baños tiene el mismo sello. Su pasión no es aislada, se calcula que en el mundo hay más de 1,3 millones de harlistas, recorriendo rutas, en busca de su libertad.



ROPA. La vestimenta de viaje de los harlistas generalmente es de cuero y de color negro























Llegaron a Bolivia en 1915
Todo comenzó en 1903 cuando los jóvenes mecánicos diseñaron su propia motociclea. Fue en el condado de Milwaukee, en el estado de Wisconsin, EEUU. William Harley y su amigo Arthur Davidson crearon la marca uniendo sus apellidos. Instalaron su taller en el patio trasero de la casa de Davidson y construyeron su primer modelo de competición, que fue presentado en 1904.


Señala la historia resumida en Wikipedia que la fabricación de estas motos fue aumentando paulatinamente y al año siguiente ya tenían más de una docena y en los tres años siguientes llegaron a las 150 unidades.


Los datos señalan que en 1914 llegaron a fabricar y poner en el mercados más de 16.000 motocicletas. Durante la Primera Guerra Mundial la Harley Davidson fue el proveedor oficial del ejército estadounidense y en la década de los veinte ya se habían convertido en el mayor fabricante de motocicletas del mundo. Pero con la llegada de la depresión económica en 1929, la producción de Harley Davidson se redujo drásticamente, aunque volvió a subir y se mantuvo exitosa durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea.


Los datos indican que la compañía comenzó a declinar en las décadas posteriores, debido a la aparición de Jeep y de las marcas japonesas. La compañía volvió a repuntar en el mercado en los años 80, cuando fue comprada por 13 inversores.
En Bolivia, el interés por las Harley comenzó muy pronto, según información existente en la prensa nacional, Marcelo Camacho, autor del libro Buscando la leyenda relata la historia de estas motos en nuestro país.

Camacho refiere que el movimiento económico de principios del siglo XX, debido a la explotación minera hizo posible importar estas motos. En el libro menciona a un italiano de apellido Fioreti que fue el que introdujo 10 motos Harley hacia 1915 y las vendió en Bs 80 equivalentes a unos $us 1.000.
“Luego, la compañía Serafín Ferrufino S.A. importó las motos y las vendió en Potosí, La Paz, Oruro, Cochabamba y Sucre. En 1933, la Policía Nacional autorizó la compra de tres motocicletas Harley a esta tienda. Tres años después, en 1936, el primer grupo de fanáticos de las motocicletas Harley Davidson se reunió y formó el Club Illimani”, explica un reporte del diario La Razón, citando como fuente el libro de Camacho.
Desde entonces se crearon otros grupos ‘harlistas’ como los Lobos de la carretera, Los centinelas y Los legendarios.

GENERACIONES. “Espíritu Harley. Naciste con él”. Este creativo anuncio publicitario alude a toda una subcultura, con valores, ritos y costumbres



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