Después de cierto tiempo, debido a golpes, rayones o problemas de fábrica, un vehículo puede presentar pequeñas partes con óxido, que si no son rescatadas a tiempo, pueden causar un grave daño.
Están protegidos. Según los expertos consultados, como don Johnny Chávez, del taller Daytona Autoservice, es poco probable que su aparición se deba a algún desperfecto de producción, pues en su fabricación se los sumerge en líquidos anticorrosivos para sellarlos contra el óxido, y por ende dan una garantía en este plano, que va desde los tres hasta cinco años.
"Para que empiece a oxidarse se necesita que haya un golpe, siempre se debe a una fricción que deja al descubierto la lata", comenta Chávez, quien añade que todos los autos están protegidos contra la corrosión.
Control, no cura. Incluso cuando se produce un pequeño rayón de una línea, a través de ese pequeño espacio empiezan a filtrarse impurezas que poco a poco van llegando a la lata original, la corroen y provoca que aparezca el óxido, y esto es como el cáncer, se podría controlar pero no curar.
Es muy común que se presente en las camionetas que se usan para trabajos pesados, puesto que siempre se golpean en el inferior y raspan la lata. "Lo primero que debe hacer es llevarlo inmediatamente a un concesionario, al taller de chapa y pintura para limpiar y revisar la lata, y así ver cuál es el porcentaje de daño que tiene. Además hay que recordar que siempre hay más de lo que se ve (refiriéndose al óxido)", indica Chávez, quien agrega que en el lugar donde se lo lleve deben tener las herramientas y el conocimiento necesario, puesto que en muchos casos lo único que hacen es lijar la superficie y no reparar el daño.
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