Antiguamente, el único refrigerante que se utilizaba en los motores era el agua. Incluso existieron vehículos refrigerados solo por aire. En la actualidad los fabricantes recomiendan un tipo de refrigerante exclusivo para el motor, así lo indican en la empresa Imcruz. La función del refrigerante es mantener una temperatura entre 85ºC y 95ºC, para un buen funcionamiento del motor, y lo hace de la siguiente manera.
El sistema de enfriamiento. Cuando el motor está frío, la temperatura del refrigerante se encuentra entre 10ºC y 20ºC, dependiendo del clima, y cuando se lo pone en marcha, es capaz de alcanzar aproximadamente unos 300ºC en la cámara de combustión. Los metales fundidos con que el motor está fabricado le permiten soportar tal temperatura, aunque no por mucho tiempo.
Acá entra a operar el refrigerante, que se encuentra por varios conductos dentro del motor.
Su trabajo es absorber la temperatura. Cuando esta supera los 72ºC (en la mayoría de los motores), se abre una compuerta, más conocida como termostato. Esto permite la circulación del refrigerante que ha estado en movimiento desde que se puso en marcha el motor, gracias a la bomba de agua.
¿Y la temperatura correcta?. Cuando el termostato se abre, el agua comienza a circular saliendo del motor y pasando al radiador, donde se mezcla con el refrigerante y se enfría, volviendo al motor a una menor temperatura.
El líquido permanece por mucho rato bordeando los 75ºC hasta que todo el refrigerante alcanza una temperatura de 95ºC aprox. (grado indicado por el fabricante), y arranca el electro ventilador, que es el encargado de enfriarlo aún más, hasta llegar a los 90ºC.
Es importante conocer este proceso para cuidar de que el motor no se caliente más de la cuenta.
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