15 octubre 2014

Jhoselín Rodríguez, la reina del premio integración

Las llagas en las palmas de sus manos son el claro ejemplo de que cinco días conduciendo una motocicleta cuadratrack 4x2, tiene sus consecuencias. Jhoselín Rodríguez García (17), nombrada como la ‘reina de la integración’, es la única mujer piloto que ha participado en el Gran Premio Integración del Oriente y que ha tenido el privilegio de subirse al podio, luchando por los caminos de polvo con más de un centenar de varones que anhelaban también situarse entre los tres primeros.
La lucha no ha sido fácil. Cuando era una jovencita de 15 años decidió subirse a una ‘cuadra’ para demostrar que estas disciplinas deportivas también las pueden practicar las mujeres. Su padre Fernando Rodríguez y su madre Carmen García la acompañan en todas las competencias a las que se presenta.

“Una anécdota que siempre recuerdo es mi primera carrera en circuito. Mi padre me regaló una moto con embrague, justo un día antes y yo estaba acostumbrada a manejar ‘cuadras’ automáticas. La recibí con gusto, la estrené y quedé de última, pero no me desanimé”, relata Jhoselín que en esta versión de la Integración quedó en tercer lugar en su categoría y 18 en la general.

“Es de carácter”, comentan algunos periodistas deportivos que la han visto crecer en las competencias de su categoría y es que definitivamente no pasa desapercibida, porque aseguran que es la única mujer que ha competido en este premio como piloto.

‘Manejar’ el tiempo
Jhoselín estudia el primer año de Derecho en la Universidad de Aquino de Bolivia (Udabol) y trata de organizarse lo mejor que puede con su preparación.

Si bien afirma que para esta última competencia no se preparó lo debido, normalmente utiliza tres tardes de la semana para montarse en su moto y recorrer la pista en la Villa Olímpica. Aprovecha algunos fines de semana para ir al campo y poder correr en rutas más complicadas.

Para mejorar su fuerza física trata de caminar lo que más puede y confiesa que no es muy asidua de ir al gimnasio. “La fuerza que tengo para manejar la ‘cuadra’ en la arena la adquirí justamente manejando”, relata. Pero lo más importante para ella es una sana alimentación y el ingerir bastante agua, porque manejar por muchas horas bajo el sol tiende a deshidratar a los corredores.

“Los trajes que utilizamos son bastante calientes, pero estos nos protegen de las caídas”, reconoce.

Agradece que en la universidad le den licencia cuando asiste a alguna competencia. En el caso de la Integración, Jhoselín estuvo ausente de las clases durante cinco días, manejando más de 8 horas diarias, con un intenso calor.

La pasión se hereda
El amor por los motores viene de familia. Jhoselín relata que su padre, empresario maderero, fue un gran corredor de motociclismo y que, incluso, muchas veces se llevó el premio de la Integración de Sara.
“Me gustaba verlo con sus botas, con su traje de corredor. Me emocionaba y quería ser como él”, afirma.

‘La reina’ tiene dos hermanas: Wendy (12) y Belén (4), quienes también quieren seguir sus pasos en este deporte.

Por si fuera poco, el amor lo encontró en la pista. Enamora hace casi dos años con el motociclista Mahicol Dagis, quien también corre en su categoría. “En la última etapa ella tuvo un percance mecánico y mi hijo la jaló hasta llegar a la meta. Allí los pobladores decían: ya llegan Romeo y Julieta”, relata entre risas el padre de Mahicol, Lucas Dagis, que también corría.

Rompe barreras
Nunca ha sentido discriminación por ser mujer. Siente en cada competencia el apoyo de sus compañeros y asegura que por esta razón cree que las mujeres tienen un espacio abierto en estas disciplinas, que antes eran consideradas terreno para los varones.

“Lo único malo es que en las competencias no hay baños para mujeres donde pueda vestirme (risas)”, relata.

Sabe que el camino que le falta por seguir recorriendo es largo, pero Jhoselín está segura de que el motociclismo formará parte de su vida y ocupará un lugar importante en su cotidianidad.

Entiende que aún hay muchas taras por romper, pero confía en que con su ejemplo podrá demostrar que no existen muros que no se puedan atravesar. “Las mujeres podemos hacer todo. Queda demostrado con lo que hago -manejo un vehículo de 200 kilos- que, si bien cuesta, no es imposible manejar”

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