El papel que juega la correa de distribución es vital para el motor de un coche o casi cualquier máquina industrial, ya que sincroniza el movimiento ascendente de los pistones con la dirección descendente de las válvulas. Conocer los signos más comunes de su desgaste puede evitarle quedar parado en la carretera, más aún cuando un vehículo llega a los 90.000 kilómetros o alcanza los 5 años de vida.
¿Para qué sirve la correa? La correa de distribución, cadena o banda de leva es una cinta ancha de caucho que se encarga de transmitir el ejercicio del cigüeñal con el árbol de levas, las mismas que controlan la apertura y cierre de las válvulas del motor. De este modo, sincroniza el movimiento de las válvulas con el de los pistones en el orden correcto para que el motor funcione correctamente.
¿Cuándo es momento de hacer una revisión? Tiene una vida útil que oscila entre los 70.000 y los 120.000 kilómetros, aunque en función de la marca, modelo o motor, algunos profesionales recomiendan un máximo de 90.000. Por su parte, las correas de los motores diésel pueden alcanzar más años en servicio ininterrumpido (hasta los 180.000 kilómetros), aunque los fabricantes aconsejan su revisión antes de ese baremo.
Signos de desgaste. Algunas de las causas más comunes a la hora de tener problemas con la correa de distribución son los siguientes: el vehículo suelta más humo de lo normal por el tubo de escape, no se enciende bien a la primera, el motor o la estructura del coche tiembla demasiado, el motor se apaga solo en plena conducción, comienza a tener problemas en los giros o la dirección se vuelve demasiado blanda, inician los chirridos o silbidos extraños en la zona de la correa, ya que puede deberse también a la pérdida de tensión.
¿Cómo cambiarla? Para cambiar la correa, antes que nada, es importante dejar el coche apagado durante al menos 30 minutos. Después, se debe comprobar si la correa tiene algo de holgura en el lado opuesto del tensor. Debe poder moverse un poco, aunque no demasiado. No se debe olvidar verificar también que los rodillos tensores se muevan libremente.
Además lo más adecuado a la hora de cambiar la correa, es conseguir un juego nuevo y reemplazar también las poleas, alineando todos los puntos de referencia y establecer la tensión adecuada para la correa.
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