22 junio 2012

Ser chofer, un oficio que mata silenciosamente

Ser chofer en Bolivia y en cualquier país del mundo es todo un riesgo, no sólo por los accidentes que pudieran suceder en los recorridos y caminos tortuosos que existen en nuestro país, sino también por las enfermedades que acechan a los amigos del volante. Felipe Martínez es chofer hace cuarenta años, su blanca cabellera revela los años que lleva frente al volante, aunque ahora le tiembla el pulso él asegura que fue uno de los mejores en su tiempo. “Recorrí sin problema 200 veces la carretera de la muerte a los Yungas”, dice con voz temblorosa. A sus 65 años continúa dedicado al transporte público ahora al mando de un taxi verde.
Mientras continuamos el recorrido hacia el barrio Petrolero de la ciudad de Tarija, saca dificultosamente de su billetera una pequeña fotografía; en ella está él junto a un antiguo micro color amarillo. “Fui chofer de bus por 20 años y ahora taxeo cuando la enfermedad me lo permite, sólo porque me gusta”, dice sonriente y suspira centrando sus nublados ojos en una pequeña virgen de metal que cuelga de su retrovisor.
¿Qué enfermedad pudiera tener una persona que según la primera percepción no hace gran esfuerzo físico? me pregunto silenciosamente e inmediatamente le pido que me cuente sobre su mal. “Tengo sordera del oído izquierdo y estoy mal del corazón, dicen que tengo algo que le llaman hipertensión arterial”, revela Felipe y nos cuenta que eso es producto de los tantos años que le dedicó al transporte público.
Explica que la falta de actividades físicas y ejercicios, además de sus hábitos alimenticios desordenados fueron las principales causas de su enfermedad. Sin embargo, revela un dato sorprendente. “La sordera del oído izquierdo se debe a que todos los choferes de bus y taxistas trabajamos con la ventanilla izquierda abierta”, asegura y nos cuenta que muchos de sus colegas sufren el mismo problema.
Es sorprendente pero el mal de Felipe no es aislado e incluso hay estudios científicos que sustentan con datos esta realidad. Sin duda, conducir un taxi, un camión o un autobús implica un mayor riesgo de quedarse sordo del oído izquierdo, padecer una enfermedad cardiovascular o sufrir de alcoholismo. En el caso de la sordera, el porcentaje se eleva espectacularmente.
Un estudio realizado por expertos en salud a nivel nacional dice textualmente: “Probablemente ésta sea una actividad laboral que produce una amplia gama de enfermedades en mayor número por el tipo de trabajo y por la falta generalizada de prevención”. Los resultados muestran que no existe una enfermedad específica de los que viven del volante, pero los incrementos en determinadas patologías sí son concluyentes.
Según el estudio, el 25% de los choferes tienen hipertensión arterial, el 43% sufre de varices, el 75% presenta alteraciones cardiológicas, el 50% enferma de neumologías, el 25% de úlceras estomacales, el 80% sufre de alcoholismo, el 24% de sedentarismo, el 90% de sordera media y el 50% tiene problemas de sueño.
La doctora Vilma Rojas, responsable de salud de la Terminal de Buses en la ciudad de La Paz concentra la mayoría de estos males en la clasificación (ENT) Enfermedades Crónicas No Transmisibles. Estas patologías incluyen por ejemplo la hipertensión arterial, la diabetes y el cáncer entre otros. “El conductor para en cualquier lugar para descansar por tanto se alimenta con lo que puede, que generalmente son carbohidratos (arroz, papa, chuño, pan, etc.), no consumen cosas saludables, entonces tienen una mal calidad de vida”, subrayó Rojas.
A todo esto se suma la falta de actividades físicas en los conductores. Además, muchos de los choferes, especialmente de flotas, tienen largos periodos de vigilia y presentan hábito tabáquico. “El cigarrillo condiciona que el corazón y los riñones estén afectados”, explicó.
“Cada empresa cuenta con un personal. Entre éste se encuentran los conductores y algunos de ellos muchas veces exceden las horas de trabajo que deben cumplir. Todo esto significa que los choferes son una población que amerita mayor control médico, por las razones ya mencionadas”, dijo.
La Dra. Rojas explicó que todos los conductores deben realizarse chequeos de salud constantes para conocer su estado y prevenir enfermedades; en el caso de que las patologías ya estén presentes, el control médico les ayudará a seguir un tratamiento específico.

Mortalidad
Según un estudio realizado por El País de España a nivel mundial la mortalidad en el transporte es superior en términos absolutos a la que se produce en el sector de la construcción, la pesca y la minería, actividades consideradas socialmente muy peligrosas. Sin contar que cada día las carreteras se cobran la vida de más de un conductor profesional.
En Bolivia el Gobierno no computa estas muertes ni las transmite a la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La sociedad no es consciente del riesgo de esta actividad, al contrario que en los casos de la minería o la construcción. Es frecuente ver en muchos otros trabajos inspecciones laborales realizadas por el Ministerio de Trabajo pero ¿quién inspecciona a los conductores?
Estadísticas
Según un sondeo realizado por el periódico El País de Tarija de 50 conductores de buses consultados 40 de ellos trabajan entre 10 a 12 horas diarias.
Se debe tener en cuenta que la mayor parte esos trabajadores, son adultos de entre 40 y 60 años, quienes están expuestos a descuidar y afectar su salud, dando como resultado múltiples enfermedades no sólo en lo físico sino también en aspectos psicológicos.
El doctor Hugo Piñanez, sostiene que estos trabajadores con el tiempo pierden la salud y la tranquilidad, fundamentales para llevar una vida normal, tanto en su entorno familiar y social, esa pérdida es cada vez mayor al trabajar 10 a 12 horas en el servicio. “La normativa laboral para todo individuo es trabajar 8 horas diarias de lo contrario acarrea complicaciones en el organismo, algunas irreversibles, lastimosamente, no se respeta la salud laboral del individuo. Someterle a una persona a trabajar más de 8 horas y, en las condiciones de los choferes de transporte público, es someterle a un daño progresivo, cotidiano, sumativo a lo largo de todos los años de trabajo”, dice el médico.

Seis choferes murieron en Tarija en el primer semestre de 2012
Javier Zenteno, secretario de Conflictos del Autotransporte 15 de Abril ratificó que el oficio de ser chofer es muy exigente. Según Zenteno en el primer semestre de este año fallecieron seis choferes en Tarija. Se trata de personas de entre 32 a 40 años, entre ellos cuatro taxistas y dos micreros.
“Como no hacen buena digestión y comen lo que sea en la calle algunos de éstos murieron por enfermedad de la vesícula, otro compañero en accidente de tránsito y el último por una enfermedad crónica cardiológica”, reveló y añadió que además de la sordera tienen problemas de vista.
Sobre el duro trabajo que deben cumplir dijo que los micreros se presentan al trabajo a las cinco de la mañana y no descansan hasta las diez o nueve de la noche.
En este oficio no hay ropa de trabajo, seguros y menos jubilación. El horario de almuerzo los alcanza en cualquier parte de su recorrido. “Comen su platito, viene el sueño y eso no se puede aguantar”, asegura Zenteno. Cuenta que los micreros dan entre ocho a diez vueltas al día por toda la ciudad y durante toda la jornada sólo tendrán 10 minutos para descansar. “Ni pensar en el deporte”, dice.
Zenteno se queja también de la situación en la que están los choferes de flotas quienes deben emprender viajes en muchas ocasiones sin descanso ni relevo. “Por ejemplo para salir a Argentina ni siquiera hay ayudante, lo mismo que para ir a Yacuiba”, asegura.

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