El exterior del auto. Dar una vuelta alrededor del auto y verifique que se encuentra nivelado es una buena opción. Si se está más caído de un lado, es posible que tenga algún muelle roto u otro problema de suspensión. Muchos optan por sacudirlo para que rebote ejerciendo presión hacia abajo sobre cada uno de sus ángulos. Si los amortiguadores están en buen estado, el automóvil debe rebotar solo una vez o dos y no continuar rebotando hacia arriba y hacia abajo. A continuación, halar y empujar por la parte superior los neumáticos delanteros. Si ceden o si se oye un golpeteo, puede que los soportes o las juntas de la suspensión de las ruedas estén dañadas. También se tienen que revisar todos los paneles de carrocería y techo para detectar rayones, abolladuras y óxido. La separación entre los paneles y las superficies que los rodean debería ser uniforme. Paneles mal alineados o una separación desmesurada pueden indicar un montaje descuidado en fábrica o bien una reparación.
El interior del auto. Cuando se abra la puerta del automóvil por primera vez, hay que oler su interior. El olor a encierro, humedad o moho podría indicar filtración de agua. Se tiene que ser minucioso, dado que las filtraciones suelen ser difíciles de detectar y de reparar. Quitar las cubrealfombras del piso; palpar y oler para comprobar si hay zonas húmedas en la alfombra. Si hay dudas, es mejor buscar otro automóvil.
La goma que recubre los pedales de freno, embrague y acelerador denota el uso a que fue sometido el vehículo. Un automóvil con pocas millas no debería mostrar demasiado desgaste. Si la goma del pedal está desgastada en algunas zonas, se ha manejado el vehículo un alto número de millas. Si la goma del pedal del embrague está muy desgastada, aparentemente el conductor tiene la costumbre de mantenerlo ligeramente presionado, sometiendo a esfuerzo el embrague y la caja de cambios.
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